4 de noviembre de 2014

Señor, palos


     En el rugby moderno, las patadas tomaron un papel fundamental. Así sea por una conversión, penal o drop que defina un partido o una herramienta para avanzar en el terreno y destruir defensas que cada vez son más sólidas, el juego con el pie es una destreza importante que ningún equipo puede menospreciar.

     Por eso, el Blog del CAR decidió hablar con los pateadores del club para que nos cuenten, desde sus vivencias, de que trata la difícil pero gratificante tarea que asume cada uno a la hora de patear para su categoría todos los fines de semana.

     Por empezar, el pateador de la M-15 Juan Ignacio Duarte desmintió el hecho de que "los gordos no patean". "Creo que todo jugador puede patear mientras lo haga bien, no importa su físico", destacó "Juani", que si bien actualmente esta jugando como centro, suele formar como tercera línea. Además, respecto a sus características, Duarte señaló: "Tengo que mejorar mis patadas a los palos, no practico mucho. Ando bien con los kicks estratégicos, es lo que mejor me sale". Juan Ignacio, que empezó a patear el año pasado, no tiene referentes, pero sostiene que "mirar a Dan Carter (apertura de los All Blacks) me ayuda mucho".


     Por su lado, Federico Castro, pateador de la M-16, consideró que la precisión es lo más importante en todo pateador. "La fuerza viene sola con los años, un pateador tiene que ser preciso. Necesitas saber en que ángulo colocar la pelota, tener en cuenta el viento y contar con buena velocidad de reacción", opinó Castro, que tiene como ídolo a Jonny Wilkinson. Fede también supone que la parte mental influye, y dijo: "La cabeza es fundamental. tenes que concentrarte y enfocarte en cada patada, sino no lográs tu objetivo y es contraproducente".


     Un caso particular es el de Agustín De Souza, pateador de la M-18, que arrancó a patear a los palos este año y sostuvo una muy buena efectividad. El "Piojo", que atribuye su precisión a la práctica, expresó: "Me di cuenta que tenía que comenzar a patear en un partido que perdimos con Belgrano. Nos derrotaron por una conversión y ahí note que esos puntos definían encuentros. Empecé a practicar y terminé el año como pateador del equipo". De todos modos, Agustín cree que hay varios factores que hacen a una buena patada. "Uno necesita practicar para mejorar la técnica y ganar confianza, pero también juegan el viento y la suerte. Me suele pasar que si erró una patada fácil me juega en contra. Este año le pegue al travesaño con GEBA abajo de los palos y me fui del partido", remarcó De Souza.


      Por último, Agustín Di Santo, pateador de la Primera hace varios años, habló sobre la tarea que le toca realizar todos los sábados, y manifestó: "Tomar la responsabilidad de pegarle a los palos no es fácil, ni tampoco para cualquiera. Disfruto mucho de esta función que me toca cumplir. Es una presión extra que hay que saber manejarla, para eso se entrena". Di Santo, que apuntó a "Jerry" como "el tipo que me descubrió y  me dio la confianza para patear en Plantel Superior", recordó el partido con Montegrande de este año, donde sus envíos a los postes fueron determinantes para ganar. "Tengo mala memoria para acordarme cuando anduve bien o mal con el pie. Porque fue hace poco, te puedo contar que en octavos de final con Montegrande, si no hubiera tenido una buena tarde nos quedábamos afuera. Había mucho viento cruzado, por suerte entró casi todo", afirmó Agustín, que reconoció que pateador no "se nace", ni "se hace", sino que es una combinación de las dos.




Por Pedro Straschnoy












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