4 de agosto de 2014

El contra M-20: Hurling




     Los muchachitos de la Masomenos 20 del CAR partieron el pasado domingo hacia Hurlingham, para enfrentar a su par del Hurling Club (Léase Járling, Jérling o Urlínj, para los más rústicos fonéticamente). La llegada al club no tuvo sobresaltos, y los chicos estuvieron puntuales para tomar sus posiciones: los backs viendo hockey femenino y los forwards oliendo el olor a comida casera del quincho. Y si de peso queremos hablar, vale la pena nombrar al “Cacón” Pastorini. Utilizando todas sus habilidades físicas de ex pilar, se atrevió a cruzar un alambrado a media altura. Todo terminó en un apretón de genitales con posterior vuelta mortal y caída al pasto panza arriba cual tortuga en problemas.

     El partido empezó como cualquier espectador con dos dedos de frente, un poco de rugby  y 15 minutos charlando con los muchachos hubiera imaginado. 0 a 10 en 5 minutos. El resultado final fue digno de una película al mejor estilo thriller psicológico, en la cual pasan cosas raras y te deja pensando: ¿Qué carajo pasó?¿Por qué terminó así?¿Quién demonios me mandó a ver esto?. Dieron vuelta el resultado y ganaron 37 a 10. Pero atentos, como de costumbre, este equipo dio para todo. Y verdaderamente no se sabe por donde empezar.

     Lo menos flojito fue la pareja de medios. Ignacio Gordoqui comandó bien a los “gordos” y sólo pasó 3 o 4 pelotas al suelo. Además, aportó una patada digna de su repertorio: ganó 1 metro de terreno por 30 de altura. Nacho no juega seguido al fútbol. Por la misma línea fue el apertura Pedro Estoyanoff. Digamos que si fuera aceptado pegarle directamente a la pelota, sin agarrarla primero, lo haría. Está bien, nunca piensa en ensuciarse las manos, convengamos que es alérgico al lodo. De más está decir que, todas esas asistencias que insinuó con el pie, terminaron en la nada. Como complemento, abrió la temporada de drops. Sí, lo erró solo abajo de los palos.

     Un punto fuerte del partido fueron dos gorditos. Valentín “Glotón” Pastorini y Matías “Bachita” Galleano. Más allá de redondear un partido aprobado, al primero se le cayó la pelota a menos de un metro del ingoal. Lo que hizo es comparable con sacarse un moco e inmediatamente darle la mano al Papa. Simplemente inaceptable. El segundo, se dedicó a subir la temperatura del encuentro. La perlita la dejó en una salida en contra. Recibió la ovalada y, por más que le hubieran prometido una habitación llena de hamburguesas de McDonalds y Coca Cola si buscaba el espacio, él igualmente hubiera actuado de oficio. Buscó el pecho del rival que más lo provocó y no solo eso, sino que se fue riendo hasta caer al piso. Un gordo feliz.

     Ahora pasamos a dos estrellitas de la tarde por sus actuaciones “Showman”. El wing derecho Ramiro "Mesa chica" Ares se tragó un tackle a destiempo que literalmente lo aplastó contra las publicidades. Y como es un chico bravo, me atrevería a decir bravísimo, un vándalo de aquellos, optó por agredir al rival. Le aplicó una caricia palmada en la nuca. Amarilla y afuera. Desde esta columna no apoyamos la inconducta dentro del campo de juego, pero Ramsey, si nos vas a dejar con 14, minimamente que el rival se entere que hiciste algo malo.
El otro inadaptado tiene nombre y apellido: Lucas "El tremendo" Sosa. Cuando promediaba el segundo tiempo, apoyó un try de "pick and go" para que Argentino se aleje en el marcador. Desde el piso su cara se transformó, tuvo una visión de Attaque 77 tocando en River a estadio lleno, tomó la pelota con todas sus fuerzas y ,gritando como espartano furioso, la hizo rebotar en el piso con ambas manos, como si se tratara de un touchdown de fútbol americano. Eso fue actitud rock. A este muchacho no le importa nada, es impulsivo.

Imagen ilustrativa del exagerado festejo. Multipliquen la vehemencia por 10.

     En mi vida he pasado por muchas experiencias, algunas enriquecedoras y otras no tanto, pero ninguna de ellas, ni siquiera todas aunadas, se comparan a la sensación indescriptible que experimenté visualizando el partido de la pareja divorciada de centros Santiago “Fantasma” Laggiard y, especialmente, Facundo “Topo” Gamindez. Peno por las almas de aquellos que sobrevivieron con su sentido de la esteticidad intacto luego de los 80 minutos, porque debo decir que yo no lo hice. Santiago, y permítanme jugar con los adjetivos, “cangrejeó” gran parte del partido. Dicho de otra manera, correr de costado fue su arma principal para vulnerar la defensa del “Verde”. Además, anduvo afilado comiéndose pelotas. Excepto por un cruce (fallido) en campo propio, sobre el cual “Rufo” Straschnoy opinó: "Ni mi abuelo hacía un cruce tan choto". Un divino. Y como olvidarse del niño rata de Facundo Gamindez, "Gold member" de mi columna. Impredecible como mujer enojada, este señor tan querido anotó un try y, si aun así le hiciéramos una nota y le preguntáramos cuál fue su peor partido, éste entraría en el top 3 sin vacilar. Léjos de ser pecho frío, posee una cama elástica en donde debería haber una caja torácica. Cada pelota en el aire, ya sea pateada o pasada por un compañero, rebotó en él. Su ausencia de extremidades superiores es tal, que al agacharse para recoger una pelota que venía picando en el piso, ésta le pasó de “caño”.
 No, no fueron los especiales de fin de año de TyC Sports con bloopers, fue el Tino M-20 en estado puro.

PD: Muchas gracias a los chicos de Hurling por recibirnos, y por un gran tercer tiempo con comida deliciosa. Se pararon varios corazones al ver empanadas, papas fritas y sandwichs de carne. Y como no podía ser de otra forma, Valentín “Glotón” Pastorini se las ingenió para comer el doble. Ésta vez ventajeó la sobra del sanguche de un jugador local.



Por Franco Ercolano

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